La esclavitud es una constante en el mundo, no es
un fenómeno relegado al olvido, su presencia continua tanto en los países desarrollados
como en los marginados. La esclavitud contemporánea no presenta las mismas
características que la esclavitud de la antigüedad. En nuestros días la
propiedad de una persona sobre otra ha desparecido, en su lugar la esclavitud
se manifiesta como el control que una persona ejerce sobre otra para explotarla
económicamente.
Fig10. Niños cumpliendo su jornada laboral en campos de cultivo de pepino, en Sinaloa. |
El origen de la esclavitud actual es producto de
varias circunstancias entre ellas: la pobreza extrema. Los grupos sociales
pobres son más vulnerables a ser presas del esclavismo, ya que no cuentan con
los elementos necesarios para poner resistencia a los mecanismos de explotación
con los que los esclavistas engañan o seducen.
La esclavitud es
un negocio floreciente y el número de esclavos va en aumento. La gente se hace
rica utilizando esclavos y cuando ya no les sirven los echan a la calle. Esta
es la nueva esclavitud, que se basa en los grandes beneficios y las vidas
baratas. No se trata de poseer personas en el sentido tradicional de la antigua
esclavitud sino de controlarlos por completo. Las personas se convierten en
herramientas desechables para hacer dinero (Bales, 2000, P.4.)
Fig.11 Explotación sexual, esclavitud moderna. |
En México cada vez es más creciente la esclavitud
moderna, producto en su mayoría de casos por el neoliberalismo. Un estudio de
la cámara de diputados, diagnosticó que nuestro país ocupa el penoso segundo
lugar en lo referente a trata de personas solo después de Tailandia. El estudio
sostiene que es en el municipio de Tapachula, Chipas en donde se realiza la
mayor venta de mujeres, niños y niñas con fines de explotación sexual. La
mayoría de los casos son personas originarias de Centroamérica.
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